A los mandos de una Moto Guzzi V7 Stone 850 Centenario, realizamos la Ruta Guzzi Pacífico, que nos llevó a rodar por el litoral en un viaje de más de 8 mil 900 kilómetros.
Partí desde Toluca, en el Estado de México. Él primer objetivo era llegar a la frontera de Chiapas con Guatemala para iniciar desde Puerto Arista y tomar la Carretera 200. En esos primeros mil kilómetros comprobamos el buen rendimiento de la motocicleta: en algunos tramos su tanque de 21 litros nos dio 24 kilómetros por litro.
El buen estado de las carreteras nos permitió disfrutar la suspensión de la V7 Stone 850 Centenario que, a pesar de tener un recorrido corto y que en tramos en mal estado se siente un poco incómoda, su andar es estable.
En nuestro segundo día de ruta visitamos playas de Oaxaca: Chacahua nos dejó ver a lo lejos Salinas Cruz y nos regaló un mágico atardecer en las dunas de arena casi blancas; sin duda, estamos ante el inicio de una impresionante travesía por el litoral del Pacífico mexicano.
La V7 Stone 850 está hecha para consumir kilómetros, con un asiento amplio y de buen acabado, y manillar amplio. Aunque no tenemos protección aerodinámica entre el tanque y motor en V, basta con inclinarse un poco para formar parte de la moto y cortar el aire.

TRAVESÍA ESTILO MOTO GUZZI
Un paso obligado por las costas de Oaxaca es el tramo del Istmo, de Huatulco a Puerto Escondido, donde disfrutamos de la excepcional gastronomía: gruesas tortillas de maíz hechas a mano, pescado frito acompañado de frijoles a la leña y arroz casi batido. Una buena combinación.
Toca turno a las costas chica y grande de Guerrero, donde Roca de Tlacoyunque es una parada obligada para recargar pilas, y visitar Puerto Vicente Guerrero y Zihuatanejo.
Uno de los tramos más demandantes para el piloto y para la moto en su apartado de llantas fue el tramo de Michoacán, al salir de Puerto Lázaro Cárdenas con rumbo hacia Manzanillo, Colima. En el tramo entre Caleta de Campos y Tecomán, los paisajes, el asfalto irregular y las curvas peraltadas dejaban ver en su máximo esplendor al Océano Pacifico, pero fue una parte del trayecto muy demandante.
Llegamos a San Blas, Nayarit, que por las fechas está abarrotado y no encontramos un lugar donde quedarnos, así que nos fuimos a Mazatlán, Sinaloa.
Sin darnos cuenta dejamos la Carretera 200 por el litoral y 4 mil 184 kilómetros después estábamos en Ciudad Obregón, Sonora. Traíamos dos horas de diferencia, así que levantarnos temprano fue fácil. Trazamos ruta para visitar puntos importantes y la Moto Guzzi V7 Stone demostró que es una moto ideal para viajes: acelera rápidamente, tiene un gran tanque de gasolina y pudimos recargar cada 300 kilómetros, lo que nos dio oportunidad de recorrer trayectos importantes sin parar.

FRONTERA
Después de nueve días bajamos el ritmo al llegar a Mexicali, a donde entramos por el gran desierto del Altar. Aunque no era la primera vez que lo rodamos, fue como si todo el paisaje cambiara. A unos 110 km/h aprovechamos que el Sol nos cae a los hombros y el ambiente puede describirse como la hora mágica. La pila del Cardo se nos termina y esto da pie a un reflexión: estamos a muchos kilómetros de casa y por llegar a la frontera norte, y hasta este punto sólo hemos sufrido una ponchadura que arreglamos en menos de 20 minutos. Parece increíble lo lejos que hemos llegado, pero al mismo tiempo sabemos que esto es un mero trámite y que las marcas se hicieron para romperse.
El lunes por la mañana salimos temprano, como siempre. A diferencia de días anteriores, no rodaríamos más de 330 kilómetros, cuando veníamos rodando entre 730 y 960. Pasamos por la Rumorosa y disfrutamos de un buen almuerzo con un amigo, visitamos las garitas y lo esencial de Tijuana. Parece fácil, pero rodamos de frontera sur a frontera norte por una gran parte del litoral mexicano.
Escribirlo, contarlo, fotografiarlo e incluso rodarlo luce sencillo, pero al mirar en retrospectiva te das cuenta de que es algo personal y que como motociclista debes hacer por lo menos una vez en tu vida. Me siento bien por la moto y por las condiciones de cómo se llevó esta pequeña gran ruta.
CUMPLE MOTO GUZZI EN LA BAJA
El primer objetivo se cumplió y llegó el tiempo de rodar en la Baja, una ruta mítica para muchos, que debes de hacer y disfrutar a tu paso. En esta ocasión llevó más días hacerla y conocer otros puntos que no había rodado. Sigo pensando que esta ruta tendría mejores resultados si se hace con una doble propósito, pero ya estamos aquí y la Moto Guzzi ha cumplido con creces.
Pasamos por un camino extremadamente tranquilo, de pastizales verdes que con el atardecer toman un tono dorado. Este cúmulo de kilómetros no es otra cosa que vivir y rodar entre paisajes estupendos, pero ése fue el que marcó el viaje, tanto por la distancia sumada como por saber que vamos de regreso.
Pasamos la noche en Ensenada después de visitar unos viñedos y comer unos tacos de pescado. Vivimos la experiencia de una Ensenada anclada en los años 70.
Al día siguiente el calor de la Baja en pleno abril nos dio la bienvenida para rodar hacia San Felipe y finalmente quedarnos en San Luis de Gonzaga, un lugar tranquilo para acampar a lado del mar de Cortés. Nos tocaron una luna que alumbraba con intensidad y vientos que por momentos no dejaban dormir, sin embargo, la paz del lugar era muy confortable; a nuestras espaldas, un gran desierto y al frente, un mar increíble, todo esto con una moto y buena compañía.

Regresé a rodar solo y pasé por las saleras de Guerrero Negro, visitaré un buen lugar para comer en Loreto y no me quedé con las ganas de visitar el volcán Tres Virgenes, un tramo que parece sacado de otro planeta, con tramos de desierto y otros tanto con piedras volcánicas que parecen de otro mundo. Fue una de mis partes favoritas de esta ruta.
Cambio de vista fenomenal
A lo lejos podía verse cómo al salir de una curva el panorama cambiaba completamente: es el mar de Cortés y a su lado se asomaba Santa Rosalía, donde nos quedamos a disfrutar de esta ciudad enclavada a la mitad de la Baja.
Con cada kilómetro estábamos más cerca de concluir la Baja, con más de 6 mil 000 kilómetros a cuestas y el cansancio apenas aparece. Y costaba más trabajo pararnos, por saber que esto casi terminaba.
Visitamos las playas de Santispak, entramos a Loreto y aprovechamos para comer un buen ceviche. El calor dificulta la ruta y debíamos estar bien hidratados, así que remojábamos nuestros Buffs. Toma unos 554 kilómetros llegar a La Paz, donde nos quedamos un par de días para visitar lugares emblemáticos de la zona.
La Paz nos recibió con una brisa cálida y el recuerdo de haber estado ahí hace años con una moto de 300 cc. Hoy es muy diferente, vengo solo y arriba de una 850 cc italiana… y pensar que pude hacer esto en una 300 cc o incluso en alguna 125 cc. Ahora iba al mando de la Moto Guzzi y en este punto final sólo puedo pensar en lo bien que se comportó en todos estos kilómetros: si gasté 100 mililitros de aceite se me hace mucho. Sigo pensando en lo afortunado que soy por haber podido hacer este viaje.
En los días siguientes visitamos Todos Santos, parada obligada al hotel California, y viajamos hacia los Cabos, donde se unen el mar de Cortés y el Pacífico, Fue el final y nos despedimos de la Ruta Guzzi Pacifico.

REGRESO
Dicen que para casa no hay burro flojo, y no es que estuviera muy cerca de casa, pero sólo tuve que abordar un ferri para llegar a Mazatlán, ladear con el regreso de cientos de motociclistas, pasar a comer una torta ahogada en Guadalajara y 500 kilómetros después llegué en casa.
Se dice y escribe fácil, pero el regreso constó de más de 29 horas, 19 entre subir y bajar del ferri y otras 10 para llegar a casa con unos 200 km finales entre lluvia, relámpagos, frio y un recibimiento muy cálido de una ciudad que me ha visto regresar cuantiosas ocasiones.
Nos vemos en el camino.
MOTO GUZZI V7 STONE CENTENARIO
MOTOR
Tipo: Bicilíndrico V a 90°, con dos válvulas por cilindro
Cilindrada: 853 cc
Potencia máxima: 65 CV a 6,800 rpm
Par máximo: 73 Nm a 5,000 rpm
Refrigeración: Aire
Consumo: 4.9 l/100 km
Embrague: Monodisco en seco
Cambios: Seis
PARTE CICLO
Chasis: Tubular de doble cuna
Suspension delantera: Horquilla telescópica hidráulica de 40 mm
Suspension trasera: Basculante con dos amortiguadores regulables en la precarga
Ruedas: 18″ y 17″
Freno delantero: Disco flotante de acero de 320 mm con pinza Brembo de cuatro pistones diferenciados y contrapuestos
Freno trasero: Disco de acero de 260 mm, con pinza flotante de dos pistones
DIMENSIONES
Altura asiento: 780 mm
Peso en seco: 198 kilos
Tanque: 21 litros (4 de reserva)
Equipamiento: Luces Full LED con DRL, pantalla LCD, Control de Tracción y ABS de doble canal.
Precio: $225,000